Un perito naval nos informará de si una embarcación está en buen estado y confirmará si el inventario es suficiente para manejar las emergencias a bordo. Es de especial relevancia identificar los problemas, y considerar la mejor manera de repararlo.
Hay dos responsabilidades principales que el perito naval tiene con el cliente:
1. Evaluar la integridad estructural del barco
2. Evaluar el equipo de seguridad
Los peritos navales juegan un papel extremadamente importante, puede decirse que un papel capital en el ámbito de las embarcaciones. Están especializados en asuntos de peritación naval y son los encargados de dar respuesta técnica objetiva sobre los asuntos que en este terreno se le planteen.
Son muchas las funciones que tienen encomendadas los peritos navales, pues el mismo no se encarga tan sólo de revisar el estado de una determinada embarcación. Un perito naval tiene multitud de funciones asignadas y de entre todas ellas destacan, por ejemplo, las siguientes:
Un perito naval se encarga de inspeccionar el estado de cualquier embarcación a todos los niveles. Una función de evaluación y valoración de embarcaciones que puede tener como finalidades poder determinar desde el valor de la misma hasta determinar si la misma se encuentra en reglamentarias condiciones de navegación.
Estas inspecciones anteriores también se pueden extender a las exigencias que le impongan los organismos nacionales e internacionales competentes, así como por ejemplo a todo aquello relacionado con la vida útil de la embarcación. Estar presente en las operaciones de seguridad y emergencia que tanto en la maquinaria como en los equipos auxiliares se realicen es otra de las funciones que corresponden al perito naval.
También pueden ocurrir siniestros marinos, de forma que los peritos navales también ejecutarán un papel determinante en los mismos, pues son los encargados de peritar aquello que ha propiciado determinado accidente.
Para cualquier proceso judicial, se encargarán de realizar los informes periciales que se les encarguen para resolver las cuestiones técnicas que dentro de su ámbito de actuación se le planteen y lo harán de forma técnica y objetiva.